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Jesús sana a los leprosos

La lepra era una enfermedad en la que se te empieza a caer la piel, y era muy contagiosa. Tal asco daban los leprosos que debían anunciar su llegada con campanillas para que la gente se apartara. Un día, diez leprosos se acercaron a Jesús, y uno se arrodilló ante Él y dijo:

- Si tu quieres, Señor, sáname.

- Quiero. - dijo Jesús, los tocó y quedaron todos sanos. Nueve salieron felices, pero solo uno agradeció, y Jesús le dijo:

- Tuyo será el Reino de los Cielos.